viernes, 30 de enero de 2015

Narciso.

“Todo acto de escritura es un distanciamiento”


Estaba cansada del sostén, del maquillaje. Un día hacendoso, una noche atareada. Después de soportar el metro, las colas, el tráfico, el ruido, la maldita política, al fin llego a mi habitación. Soledad, eso es lo primero que saboreo. Olor a libro, olor a mujer. Quería sentirme libre, despojarme del estudio, del peinado, del rímel. Mi habitación está oscura, solo la ilumina la luz de la Luna, lo único que puedo oír es el sonido de mi respiración; lenta, pesada, cansada.

Estaba cansada de que me vieran bonita, estaba cansada de los zapaticos arreglados, de la ropa interior de encaje, de la crema para tener el cabello brillante. Estaba cansada de dietas y ejercicios, rituales de limpieza para purificar la piel ¿Acaso tiene algo malo mi piel? Mi palidez combina con mi habitación y su oscuridad, mi olor se fusiona con el olor a libro, con el olor de mis sábanas.

Olor a mujer.

Me veo en el espejo y solo deseo desnudarme, quitarme las ataduras de la vida en sociedad. Me quité el collar, me quité los zapatos. Sigo mirándome en el espejo, me veo algo triste. Estaba cansada de ser siempre la amiga fea del grupo, de las discotecas, del sabor del licor, de los sitios clandestinos tan llenos de gente y tan llenos de soledad. Me quito el pantalón, adiós a la camisa y al incómodo sostén.

Alivio, mi cuerpo siente que vuelve a respirar después de un día de ir y venir, de falsas sonrisas, de planificadas respuestas, de saludos por conveniencia, de una actuación sin sentido. Me veo desnuda en el espejo; al fin puedo ser yo, estoy conmigo misma. La soledad ya no es aciaga, soy mi mejor compañía.

Dejo que mi ropa interior se deslice por mi muslo, no dejo de verme en el espejo. Me gusta como me veo, soy perfecta para mí (no para ti, no para él, no para ella; para mí) No necesito medir el tamaño de mis senos o el tamaño de mi vientre. Me gusta como me veo, me gusta verme en el espejo. Me siento libre…

Observo mis caderas y pienso “Elizabeth Taylor, Rita Hayworth, Marilyn Monroe” Soy mi propia Venus, nadie puede verme como yo me veo ahora. Soy yo misma, no tengo que fingir, no tengo que buscar pretextos y excusas, no tengo que enseñar mis dientes para demostrar que estoy feliz, no tengo que abrir mi boca para saludarme, no tengo que hacer un ademán ni picarme un ojo para gustarme. Soy libre.

Quiero tocarme y disfrutar de mi soledad, celebrar la vida a mi manera: oyendo jazz con una copa de vino en la mano. Voy a bailar al ritmo de ese viejo jazz y me voy a tocar. No tengo que explicarle nada a nadie esta noche, no hay tabúes ni reglas que me aten. Soy feliz.


Mi cuarto tiene olor a mujer, olor a libro, olor a sábanas, olor a arte. En alabanza a la mujer que soy,  me haré el amor a mí misma esta noche. 


Boucless.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Recuerden que este blog no es de una sola persona, es de Boucless,Wallflower, EmeBe y Riccio.

Cuando bebo.

Recuerdo aquellos días y los veo tan lejos. Quise olvidarlos, enterrarlos en algún cajón de mi memoria. Nadie entendería salvo su igual, a un alma creativa. Para algunos es fácil olvidar pero para personas como yo, que tienen la habilidad de recordar un párrafo que les haya marcado la vida, la letra de una canción que solo oyeron una vez, todos y cada uno de los gestos de la persona amada, los comentarios de mal gusto, las sonrisas más sinceras, las miradas más tristes... El olvido es casi tan imposible como la esperanza misma.

Crecemos, cambiamos. El tiempo pasa y se nota en nuestra tez, en nuestros ojos, en nuestra piel. He cambiado mucho ¡Tanto! La niña del colegio con sus dientitos como conejo, los ojitos de perrito y el vientre abultado la siento tan lejana y sin embargo cómo duele recordarla. Recordarla a ella y lo que perdió. No obstante he aprendido a cerrarme: si no puedo olvidar, por lo menos aprender a “vivir sufriendo menos”  Me he convertido en una persona cerrada, escéptica. Pensé que dedicándome a mis pasiones intelectuales encontraría la paz que siempre he estado buscando… Y la encontré.

Pero, ¿Acaso es bueno huir del pasado? ¿Encerrarlo y nunca más hablar de eso? A estas alturas de mi vida, solo sé que no se nada. He aprendido a ser feliz con los momentos efímeros, he aprendido a disfrutar esa pequeña caricia, ese besito en la frente, las piezas de Bach, las hazañas de Mío Cid Campeador, una buena copa de vino, una buena conversación intelectual (de esas que son tan escasas, pues aparentemente nadie quiere escuchar a nadie hoy en día)


Con el paso del tiempo se desquebraja un poco de lo que antes fuimos, las experiencias que se adquieren con el paso de los años se transforman en cicatrices que ayudan a cerrarte y alejarte un poco más. Decidí evitar los recuerdos que me dolían y los convertí en pesadillas lejanas y ajenas. Cubrí mi corazón con una coraza de metal para que nada pudiera lastimarlo, atravesarlo, conmoverlo. Sin embargo al héroe Sigfrido cuando se bañó en sangre de dragón para convertir su piel en algo intraspasable, una hoja de eucalipto cayó en su espalda y evitó que esa parte fuese cubierta, ocasionándole después la muerte. Así me ocurrió a mí; cuando intenté cubrir mis sentimientos con una coraza de metal, de hierro, de bronce… Olvidé cubrir una pequeña parte. Y es por ahí, cuando bebo, que salen mis lágrimas.  

Boucless

jueves, 15 de mayo de 2014

Felices para siempre

   Mientras vamos creciendo, las manijas del reloj siguen moviéndose y van pasando los días, las semanas y los años, van disminuyendo las pruebas de que las cosas son para siempre. Parece que cada vez creemos menos en que algo, y algunas veces alguien, estará hasta nuestro último suspiro de vida a nuestro lado. Y este hecho va con todo. Hoy compramos un par de zapatos que, desde que lo vimos, creímos más que nunca en el amor a primera vista. Amamos ese par, llegamos al punto de usarlo todos los días, está ahí protegiendo nuestros pies de la suciedad del piso, acompañándonos cuando presentamos un parcial, salimos con alguien especial, vamos a una cena familiar, rompemos con nuestras parejas o cuando estas rompen con nosotros, etcétera. Se vuelve, a veces inconscientemente, en nuestro amigo. Pero después, nos damos cuenta de que uno de los dos se dañó un poco. No nos importa, porque aún lo amamos. Seguimos usándolo, hasta que aceptamos que llegó a su límite. Y en ese momento, nos olvidamos del par. Aunque hay otras veces que botamos un par de zapatos o cualquier otra prenda de vestir simplemente porque ya pasó de moda, porque no nos gusta más, o, en el peor de los casos, porque a nadie le gustó y terminamos odiándolo.

Un fácil y común ejemplo de que las cosas no son para siempre. Pero hay otros casos que nos importan más: las personas. Se pierde a alguien cuando muere. ¿Qué triste, verdad? Es fácil de decir "se murió", pero tan duro de explicar lo que se siente, si es que fue una persona importante para ti. Las personas también juran amor eterno, felices para siempre. Pero después, terminan divorciándose. Y si no se casaron, separándose.

¿Y qué pasa con los amigos? ¿A dónde van esos momentos especiales cuando se dejan de hablar? ¿Dónde quedaron estancados esos sentimientos, o en qué se convirtieron? Muchas veces cometemos el error, aunque no sepamos que lo es, de considerar a alguien especial. Como en toda amistad, siempre habrán peleas. Pero si son amigos de verdad, las cosas se solucionarán. El perdón existe para disculparse con alguien que amas y que sabes que te ama igual o más. Aunque hay otras veces que sentimos que es hora de avanzar y dejar a algunas personas atrás. Meterlas en el baúl de recuerdos que está en el fondo del océano, donde guardamos con candado nuestros sentimientos para no sentirlos más.

Las historias de los libros, las películas, las series, las canciones, los vídeos, los momentos, muchas cosas tienen su fin. Pero el libro, si lo amas y conservas, estará siempre ahí para leerlo de nuevo. La película, para volverla a ver. Las series, igual. Las canciones, para escucharlas. Vídeos, para verlos. Los momentos... estarán en nuestra memoria para recordarlos, mientras vienen más. Y, ¿qué hay con las personas que sí están ahí con nosotros? Las que sabes que pase lo que pase, seguirán a tu lado. Sí, existe la amistad. Eso que dicen de que los amigos se cuentan con una sola mano es verdad, y es porque tus almas gemelas (tus amigos más íntimos) son esas que el destino te puso en tu camino, hubo pruebas para demostrarte que realmente lo son, y estarán ahí por siempre.

Aunque hay muchas pruebas para dejar de creer que las cosas son para siempre, siempre estarán las otras que nos harán creer en un felices para siempre.

Wallflower

sábado, 8 de febrero de 2014

Eros

Cuando se prueba tal fuego es imposible que el alma sane y vuelva a su estado casto y virginal, pues la adicción al amor, con sus momentos de placer y sus momentos de desventura, se adueña de cada rincón de la existencia humana en sí. De pronto y sin poder evitarlo, hemos transformado al Eros en un vicio irreparable, así como el vino es para el alcohólico, el amor es para el enamorado.
¡Como quisiera beberte entero! ¡Embriagarme de ti, de tu piel, de tus labios!

¡Eros perturbador del cuerpo, del alma, de los corazones! Es capaz de llenarte de una sed insaciable, de un hambre voraz, de hacer que tu cuerpo tiemble de deseo, que tu rostro se llene de lágrimas porque inexplicable dolor te embarga, que por las noches la soledad y la melancolía se apropien de ti pues solo deseas dormir acompañado.

Eros te hace desear no solo ser amante, sino también ser amado.

Boucless

martes, 10 de diciembre de 2013

Una noche, un cigarro, una taza de café y mi imaginación

Me senté en mi cama, con las ventanas abiertas, el cigarro en la mano derecha y una taza de café en la otra. Mi iPod estaba reproduciendo una hermosa canción: Every Rose Has Its Thorn. Pensé en el amor, pero no sentí nada. Había perdido mi amor, pero no a una persona, sino lo que sentía por dentro. Así que no sentí nada, cuando el momento era perfecto para sentir y lamentar, algo que habría hecho tiempo atrás. Mis lágrimas por ella habían llegado al límite. Ya no podía llorar, ni en ese momento ni en ningún otro. Ahora me quedaba esa sensación de superación, de que al fin lo estaba logrando. Y no sentí un vacío, porque pensé en lo que vendría. Me imaginé a una chica, sentada frente a mí, con su guitarra acústica tapándole el desnudo cuerpo, cantándome esa canción.

Every rose has it's thorn
Just like every night has it's dawn
Just like every cowboy sings his sad, sad song
Every rose has it's Thorn

Apagué mi cigarro y lo lancé por la ventana. Me acerqué a ella, le quité la guitarra con delicadeza y le di un dulce beso. Ella me agarró las mejillas y me dio otro. Yo hice lo mismo pero fue más largo y apasionado. No pensé en el tiempo, que seguía corriendo. Todo para mí se había detenido. Me fui acostando poco a poco, y ella quedó encima de mí. Seguimos besándonos, entre espacios de tiempo cuando se escuchaban sus gemidos, nuestra cada vez más fuerte respiración, y el sonido de nuestros mojados labios moviéndose entre sí. Nos volteamos, quedando yo arriba. Cada vez estábamos más excitados, pero no por el sexo, sino por el amor. Los besos y las caricias nos hacían sentir más unidos y más excitados por tocar cada una de las partes del cuerpo del otro. Acaricié y besé todo su cuerpo, llenándola de adrenalina y haciéndole gritar lo que era música para mis oídos. Seguimos entregándonos al otro por un rato más, hasta que todo lo que nos fue llevando de una cosa a otra terminó en un alto nivel de éxtasis que me alteró la respiración y a ella los gritos. Entonces me acosté a su lado, acariciándole el sudado pecho y los erectos pezones. Ella me veía, y nunca me sentí tan feliz. Por primera vez, el pasado era pasado, el presente éramos ella y yo, y el futuro… ¿Quién carajo sabía? Así que sonreí, le besé los labios y cerré mis ojos.


Respiré profundamente… Sonreí ante la oscuridad de mi habitación y le di un último jalón al cigarro. Me acosté en la cama, pero no me sentí solo. Porque para eso está la imaginación, para imaginarnos momentos que queremos tener; y para eso está la vida, para hacer que esos momentos ocurran.

Wallflower.

jueves, 24 de octubre de 2013

Otro escrito.

Después de tanto tiempo, vuelvo a publicar en el blog. Es un escrito que hice hace bastante tiempo, no es el mejor que he hecho, pero es una forma de volver a escribir aquí de nuevo. 



Te miro, me miras.
"¿Te apetece un cigarro? Hablemos de la vida" Me dices.
Melancolía, miradas taciturnas. 

-Háblame de las proezas y locuras que has cometido en nombre del amor-Te pido.
-La quise más que a nadie, ella me miró a los ojos y desde entonces quise ser enteramente suyo-me respondes.

Aspiro.
Aspiras.
EL humo se dispersa en la oscuridad de la noche.

-¿La amas?
-La amé
-¿La odias?
-Es sólo un recuerdo vago. No recuerdo sus labios, ni su cuerpo desnudo, ni su abundante cabellera. Sólo recuerdo su mirada.

Vuelves a aspirar.
-Puedo evocar su recuerdo cuando veo parejas comiéndose a besos bajo las titilantes luces rojas. Ahí, en lo mas olvidado del olvido, puedo encontrarla.

Te vuelvo a mirar.
-¿Cambiarías lo que pasó? -Te pregunto.
-Jamás- te oigo decir- Háblame de ti.
-¡Qué te puedo decir! De pequeña soñaba con caballeros hidalgos; Rodrigo Díaz de Vivar, Héctor Priámida, el Coronel Aureliano Buendía... Y uno termina besando sapos. El no fue el amor de mi vida, fue el amor de mi ahora.-te contesto.
-¿Me besarías?
-Te besaría.
-¿ahora?
-Después.
-Quiero beber.
-¿En nombre de ella?
-En nombre de él.
-Mejor bebamos por nosotros -te digo- no por nuestro pasado, ni por las antiguas lágrimas, ni por los clandestinos besos, ni por las caricias dedicadas, ni por las noches de placer, ni por su olor, ni su piel, ni todos los ratos que pasamos en su compañía. No, no bebamos en nombre de ellos porque sería brindar por el olvido. Bebamos por lo nuevo, lo que tenemos y lo que tendremos, por lo que viene y por lo que vendrá, por las nuevas caricias, las nuevas miradas, los nuevos amores. Bebamos por lo desconocido, porque nunca sabremos que pasará.

-¿Te gustó el cigarro?-Me preguntas.
-Me gustó conversarlo.
-¿nos vamos?
-Nos vamos
¿a dónde? 
-Al lugar mas recóndito, la lejanía mas lejana, lo mas olvidado del olvido, para comenzar de nuevo.

Boucless