Recuerdo aquellos días y los veo
tan lejos. Quise olvidarlos, enterrarlos en algún cajón de mi memoria. Nadie
entendería salvo su igual, a un alma creativa. Para algunos es fácil olvidar pero para personas como yo, que tienen la habilidad de recordar un párrafo que
les haya marcado la vida, la letra de una canción que solo oyeron una vez,
todos y cada uno de los gestos de la persona amada, los comentarios de mal
gusto, las sonrisas más sinceras, las miradas más tristes... El olvido es casi
tan imposible como la esperanza misma.
Crecemos, cambiamos. El tiempo
pasa y se nota en nuestra tez, en nuestros ojos, en nuestra piel. He cambiado
mucho ¡Tanto! La niña del colegio con sus dientitos como conejo, los ojitos de
perrito y el vientre abultado la siento tan lejana y sin embargo cómo duele
recordarla. Recordarla a ella y lo que perdió. No obstante he aprendido a
cerrarme: si no puedo olvidar, por lo menos aprender a “vivir sufriendo menos” Me he convertido en una
persona cerrada, escéptica. Pensé que dedicándome a mis pasiones intelectuales
encontraría la paz que siempre he estado buscando… Y la encontré.
Pero, ¿Acaso es bueno huir del
pasado? ¿Encerrarlo y nunca más hablar de eso? A estas alturas de mi vida, solo
sé que no se nada. He aprendido a ser feliz con los momentos efímeros, he
aprendido a disfrutar esa pequeña caricia, ese besito en la frente, las piezas
de Bach, las hazañas de Mío Cid Campeador, una buena copa de vino, una buena
conversación intelectual (de esas que son tan escasas, pues aparentemente nadie
quiere escuchar a nadie hoy en día)
Con el paso del tiempo se
desquebraja un poco de lo que antes fuimos, las experiencias que se adquieren
con el paso de los años se transforman en cicatrices que ayudan a cerrarte y
alejarte un poco más. Decidí evitar los recuerdos que me dolían y los convertí
en pesadillas lejanas y ajenas. Cubrí mi corazón con una coraza de metal para
que nada pudiera lastimarlo, atravesarlo, conmoverlo. Sin embargo al héroe Sigfrido
cuando se bañó en sangre de dragón para convertir su piel en algo intraspasable,
una hoja de eucalipto cayó en su espalda y evitó que esa parte fuese cubierta, ocasionándole
después la muerte. Así me ocurrió a mí; cuando intenté cubrir mis sentimientos
con una coraza de metal, de hierro, de bronce… Olvidé cubrir una pequeña parte.
Y es por ahí, cuando bebo, que salen mis lágrimas.
Boucless
Boucless
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