miércoles, 17 de abril de 2013

Una historia sin un concreto final.


Pidió un café en aquel kiosco, y se sentó a tomarlo. Veía con cuidado para todos lados, para no aparentar que estaba desesperado por verla. No la veía desde aquel entonces. Estaba muy nervioso y emocionado. Se apretaba los dientes y la lengua. Y entonces, llegó. Tenía un olor tan espléndido y sexual, que lo excitó. Los ojos de los dos brillaban de emoción y cariño. Se abrazaron y se sentaron.
  ─¿Cómo has estado todo este tiempo?─ Le preguntó él.
  ─Muy bien, gracias. Con números volviéndome loca, ¿y tú? ─. Ella estudiaba Ingeniería en Telecomunicaciones.
  ─ Leyendo como loco─. Él Comunicación Social. Ambos rieron. Entonces se quedaron viendo, recordando lo que sucedió en aquella ambiciosa ciudad.

(Emma es una chica que conoció en Nueva York. Se conocieron de una rápida y graciosa manera. Estaban en Starbucks, y cuando ella retiró su café, se le botó encima. Como se quemó, exclamó: “Coño de la madre”. Andrés estaba a su lado, esperando que le dieran su pedido, y le preguntó: “¿Hace cuánto te viniste de Venezuela?”. Por fortuna, los dos estaban solos y con tiempo, así que siguieron hablando. La conexión fue tanta, que casi todos los días se vieron. Al igual que él, ella estaba de vacaciones.
    Después de días y noches saliendo, en el último fin de semana de ella en Nueva York, frente a la puerta del edificio donde Emma se estaba quedando, se besaron apasionadamente. La calle estaba oscura y sola, pero se sentían seguros. Ambos poco a poco se excitaron, y de pronto se encontraban en la cama. El tiempo se había detenido. Todo lo demás ya no existía. Estaban dentro de un mundo habitado sólo por ella y por él. Es impresionante cómo nosotros los apasionados olvidamos hasta el problema más grande cuando abrazamos, besamos y nos excitamos con aquel ser que queremos. No era sólo sexo, era algo más. Se sentían unidos, como hechos uno para el otro. Y pasaron una increíble noche. Al día siguiente, se vieron, se besaron y cerraron los ojos recordando lo ocurrido. Y así, otra vez excitados, volvieron a hacer el amor. Salieron a desayunar. Él la acompañó el resto de la última tarde de ella en la ciudad. Al día siguiente regresaría a Venezuela. Cuando se despidieron, se dieron un último y largo beso, y se dijeron hasta la próxima. Pero ambos pensaron algo triste, algo que no entendían pero aun así lo sintieron: que no se volverían a ver. Andrés regresó a su país el sábado de esa semana.)


Y ahí estaban, otra vez juntos. Cada uno hizo un resumen de su vida desde que se despidieron, pero ambos en realidad deseaban por saber un par de cosas… Se quedaron viendo pero de una manera diferente. No como cuando se encontraron, sino de tristeza. ¿Por qué habían detenido ese amor?
  ─ ¿Has tenido alguna relación?─ Le preguntó él, nervioso.
  ─ No, ¿y tú?─.
  ─Tampoco─.
Las miradas estaban perdidas y el silencio reinando. Entonces ella respiró profundo y fijó su mirada con delicadeza en Andrés.
  ─ ¿Por qué nos dejamos de comunicar?─.
  ─ No sé. Creo que había pensado que todo aquello fue un amor de verano, nada más─. Respondió él, después de unos segundos pensando.
  ─Yo pensé lo mismo─.
 No existía nada más, sólo los dos.
  ─ ¿Me extrañaste?─. Le preguntó Andrés.
  ─Como no tienes idea, ¿y tú a mí?─.
  ─Como no tienes idea─.
Ella bajó la mirada y sacó el teléfono de la cartera, pero no le habían mandado ningún mensaje, ni la estaban llamando. Quería esconder el rostro. Una lágrima cayó en la pantalla. Hizo como si se estuviera rascando, pero él sabía que no le picaba el ojo.

(En aquellas vacaciones, ambos se habían agregado en Facebook. Así pudieron volverse a hablar después de un año, cuando él le comentó un estado. Siguieron hablando en privado, y coincidieron un lugar y hora para verse. Esto pasó este mismo día.)

  ─Bueno, ¿y qué piensas hacer cuando te gradúes?─. Preguntó él, cambiando el tema. Y siguieron hablando hasta que se hicieron las seis de la tarde. Se despidieron, y cada uno regresó a su casa con el corazón dando brincos. Se volverían a ver la semana entrante.
Wallflower.

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