miércoles, 8 de mayo de 2013

El monstruo dentro de nosotros.

Todos tenemos un monstruo que puede aterrar (o no) a la persona que queremos. Cada uno de nosotros tiene un defecto en especial, como tu antagónico talento. Puede ser algo insignificante desde el punto de vista general, como comerse las uñas de las manos o coleccionar monedas; o algo de verdad monstruoso como comerse las uñas de los pies, excitarse lamiendo una axila o por el olor de un zapato sucio. Pero la verdad es que, si escondemos ese monstruo por tanto tiempo para no asustar a esa persona en especial, ¿terminará rugiendo y exponiéndose? Cuando vayan a la cama a tener relaciones sexuales, y ella o él se quiten los zapatos y no puedas evitar un gemido de excitación por el olor; o cuando hayan terminado el acto, y tu pareja se meta al baño porque sus principios le dicen que el sexo es pecado, ¿te seguirá gustando esa persona? ¿Las relaciones se tratan de amar la perfecta imagen que creamos del otro o de aceptarlo como es y amarlo sin importar qué?

Wallflower.

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